lo que deseamos lo que nos falta lo que nos sobra
fantasías que nos separan de un objeto que está siempre en otro lado
como la verdad que es inalcanzable
recuerdo ese pabellón amarillo que bordeaba la estación donde se estrellaba la inocencia de una niña que esperaba el tren por primera vez
el mundo sucedía temblando en su mirada
un misterio respirando entre las grietas de un sentido exhausto
palabras flotando amontonadas en el aire exhalando vapores desconocidos
encendiendo ese ignorado brote en ciernes de un deseo sin nombre
esa niña que esperaba el tren de la mano de su madre
apenas cruzado el umbral inadvertido de las ilusiones
y sin siquiera vislumbrar la acechanza de lo inesperado
estaba lejos de sentir el frío de una mano vacía
de guardar con sus recuerdos la espera interminable entre la porfía y el olvido
todo estaba allí para ella contándole vaya a saber qué historias
iba empujando la nada sin saberlo
en un tiempo del que aun no sabía nada
en una cita secreta muda y cómplice a la que solo era posible faltar
a veces todas las palabras suenan vacías cuando una imagen no ha dejado de arder
cuando algo nos ha tocado hondo en una mañana cualquiera esperando el tren
Octubre 8 de 2024