nunca podremos evitar lo que rebasa la paz de nuestros días
lo que se escapa se ahueca y nos rehuye
casi siempre es la ruptura de lo acostumbrado como la urdimbre de la agonía donde se hunde la realidad que nos forjamos
y entonces nos parece equivocado todo eso que pensamos de la vida
y la noche no ayuda
se apura a clarear el día
que no ilumina la insensatez de las contradicciones que nos viven
y nada más se derraman
- una interrogación tras otra -
sobre los ojos cada vez más abiertos
a veces
ingenuamente
creemos vivir en un mundo donde es posible descubrir la gracia de lo maravilloso que suele desaparecer sin percatarnos
sin dejarnos el ansiado mensaje en la botella
quizá un espejismo de lo que la memoria se empeña en devolvernos
tal vez las enormes ganas nada más
aunque la explicación que buscamos no está en ninguna de esas circunstancias sino apostando a ese intervalo
ese claro donde podríamos respirar un conocimiento más sutil del mundo
esa conexión misteriosa con la cercanía de todo lo que existe
una luz inesperada probablemente desatendida del alma
cuando las noches desaparecen bajo los sueños deslizándose desde las burbujas de las cosas en un pasmo alucinante de acercarse a lo sin nombre
y que haría posible conocer la inextricable textura del abrigo con que cubrimos nuestra desnudez
hemos ajado tantas libros subrayado tantas palabras
y ese lugar perdido no aparece
solo resuena y nos mueve dejándonos la sublime pasión de la inquietud
¿si no qué?
Noviembre 20 de 2024