a veces con tan solo respirar se alcanza ese umbral vacilante que vive más allá de los ojos
como si fuera el reverso del día
la usura de la noche
una inconsistencia movediza que ahuyenta el pensamiento
y lo deja murmurando el misterio de soslayo
mientras la transparencia del aire se opaca con fantasmas
uno se entrega al maravilloso desconcierto de estar en presencia de eso otro soberano indiferente que ocupa un no-lugar entre la palabra y su mutismo
una ajenidad que siempre espera como una pausa alucinada
y de pronto cae a nuestros pies sin hacer ruido
un decir esquivo que se suelta de los brazos del silencio
y nos habla de un día cualquiera en la vida de cualquiera
donde es imposible ocultar la ausencia y
el pasado es nada más que la sombra del presente
y donde hay que aprender a perderse sin reencontrarse en las calles oscuras
Febrero 17 de 2025