desde el primer grito hasta el último suspiro
me envuelve la misteriosa complicidad de lo simple
una cadena de gestos cotidianos desde las manos que hacen hasta su reposo
desde la costumbre de los ojos
hasta ese temblor ocasional que me desacomoda por instantes
todo está enlazado en la ineludible urdimbre de la vida
pero sin sentirlo no hay hacer ni estar ni ser
hasta el río en su inocencia sabe de ese fluir continuo e interrumpido
todo hebras en la trama cotidiana del estar aquí
y lo que veo no es lo que me falta sino lo que no me falta
viviendo en esa nube de lo casi cerca de lo allí nomás
pero pesa eso que he ignorado que irrumpe de improviso
algo se abre como una vieja herida
y emerge lo que estaba y siempre estuvo
algo que desconozco sin nombre sin rostro
como un dolor de reencontrar lo olvidado
la más pura de las nostalgias
Febrero 20 de 2025