desplegar menu

722 - El desierto aún sigue creciendo 1
Nuestra civilización ha sufrido una increíble metamorfosis desde los últimos tramos del siglo XX y aun hoy no se ha detenido

La exacerbación de la puerilidad,  la enceguecedora híper visibilidad, el desinterés y la indiferencia ante el otro , el ego como bandera, el aturdimiento de la cantidad como juicio de valor, las redes sociales como tribunal de faltas, la trivialidad del chisme intrascendente, los distintos sistemas de promoción de todo, un aire irrespirable

Lo venal, lo banal y lo viral atravesándolo todo en un orgiástico presente homogeneizado que nos reenvía a pensar en una crisis que inunda todo el planeta y cuyo motor principal es la tecnología, la crisis de los humanismos y el posible y cada vez más creíble advenimiento de lo ultra-humano que nos conduciría a considerar que el ojo atento de la tecnología aprovecharía este momento para devenir un alium ex machina, un ser no viviente que se asilaría en nuestro organismo y se mimetizaría con él, el endo-esqueleto. No estamos lejos, el exo-esqueletos ya ha demostrado su  impresionante eficiencia en la invalidez, en la Medicina en general, mejorando las performances en el deporte, and the last but not the least, como aliados de los soldados en los "campos de batalla " o escaramuzas de ataques sorpresa, simplemente adhiriéndose lo más posible a nuestro exterior

 

Recordamos aquí al intempestivo Allie Fox de Costa Mosquito que arriesgó su vida y la de su familia huyendo del confort para no regalársela al sistema. Una utopía, pero plena de sentido para  pensar la diferencia y las fronteras que impiden el salto hacia lo nuevo, en este caso, Weir/Nietzsche mediante, un nuevo espacio para renacer en medio de la fragilidad y la indefensión de lo que nace

 

El desierto crece, el hombre ya no es alma ni sujeto, no queda nadie porque el que es no es nadie. Queda vivir en las ranuras o en la errancia, habitando lo abierto, fuera de los últimos hombres

 

Pero no somos Allie Fox aunque nos dé qué pensar

El intempestivo hoy, el verdadero contemporáneo, es quien “extraña” la continuidad del tiempo para transformar el porvenir, quien ve las sombras de nuestro época como algo que no deja de interrogarnos, y percibirlas no significa una forma de inercia sino que implica neutralizar el fulgor de la época para develar su tiniebla

 

La posibilidad de reinventar  la máquina obviando su sombra es lo que primero surge como un posible rescate para los aún- humanos pero sería un error que con el tiempo redundaría en beneficios para el poder que la alienta  ya que crearía más expectativas aún respecto de sus ventajas. Es impensable que la tecnología pueda alojarse en un mundo distinto de ella misma ya que no es un instrumento sino que ella misma es el mundo, un mundo con sus leyes,  sus  estados de excepción, y su pirámide de poder que no es otra que la del mismo mundo

 

Aunque asistamos maravillados y estudiemos por separado cada uno de sus avances hacia la "perfección" no  podemos aislar la tecnología de ninguno de los aspectos que forman el escenario del mundo, ha llegado a ser la forma universal de la producción al punto de devorar al hombre y convertirlo en su sujeto, se ha ido expandiendo sin freno alcanzando el clímax de  un poder que aspira someter al mundo y reificar al hombre de acuerdo a un guión prefabricado de lo que debe-ser-el-mundo

 

Estamos varados en las arenas movedizas del fin de lo humano y/o de la continuación del no-humanismo como más-allá-del-hombre, una restructuración física y cerebral del hombre: El cyborg, que utilizaría nuestro cerebro como propio. Tampoco estamos lejos de eso si somos perceptivos y conscientes de ese nuevo tiempo digital que nos vive, el tiempo simultáneo que nos dejó sin presente

 

El poshumano sería un ser con una capacidad física, intelectual y psicológica extremas, autoprogramable, autoconfigurable e inmortal en potencia y que no formaría parte de la especie humana actual. Nosotros, los aún-humanos somos criaturas que no han alcanzado su total evolución y la tecnología –estamos en territorio de la ciencia o de la filosofía transhumanista o como quiera llamársele – podría ayudarnos. O sea, la gran revelación de nuestra existencia sería que la condición humana no es constante

Deambulando a través de una extenuación histórica, huérfanos de referentes, y cargados con toda la cruz de la existencia, acongojados por nuestra mortalidad y los miedos que ineluctablemente conlleva, enfermedades, vejez, muerte, en un mundo a un click de la explosión final, donde los vínculos son efímeros y los afectos acotados, es casi hasta razonable crear una sombra de dios a la  imagen y semejanza de nuestros deseos, un ser que pudiera salvarnos de todo, y no solo, sino reconvertirnos en él y poseer todos los atributos para defendernos. Sí, el poderoso imaginario, pero de todas formas el principal interrogante que se plantea es cómo se sitúa lo poshumano frente a lo ya - inhumano? Y aunque estas líneas parezcan alentadas por la paranoia, en realidad se sitúan entre la fascinación por lo que hasta hace poco respondía a la categoría de impensable, y el terror por lo que pudiera generar esa nueva escala de poder y la consiguiente organización de la "sociedad" emergente

 

Hace ya mucho tiempo que los autómatas, los robots, los cyborgs, los androides han poblado nuestro imaginario a través del cine y la literatura que a su vez abrevaron en el mito, pero fue a través del discurso como se instalaron cada vez más y se fueron deslizando desde la ciencia ficción a lo posible de la realidad. Los seres de silicio conviven con nosotros all- day- long, nos facilitan las tareas, resuelven nuestras búsquedas al mismo tiempo que captan nuestra atención hacia donde ellos quieren. A quién no le sucede percibir el revoloteo continuo de la oferta de- lo-que-sea mientras está tratando de concentrar su atención en lo que lee? Y quién no hace supremos esfuerzos por ignorarlos al mismo tiempo de que a pesar de eso, sabe que subliminalmente nos enteramos de todo lo que nos están ofreciendo? Es un ejemplo mínimo de los miles que se padecen, una persecución silenciosa para unos, una silenciosa seducción para otros

 

No hay en el discurso digital  ningún espacio inocente y donde no actúe enmascarada o manifiestamente una especie de violencia que subsume todo en un determinado sentido fijado de antemano al que se carga con las cualidades totalitarias de un poder ilimitado acabando por circunscribir a lo humano en una cosa y encerrando al hombre en un territorio de alienación porque el pensamiento no puede separarse de lo real, las cosas nunca se cierran sobre sí mismas, viven un permanente fuera de sí, y de eso se alimenta la poesía, pero, paradójicamente, así se ha configurado nuestra época habitando el entre las palabras y las cosas, y esa reificación es la que ha devastado lo que era el hombre - de - la - modernidad que se había perdido detrás del mundo y hoy reaparece decodificado y reconfigurado máquina

 

El discurso es la prueba de fuego del sistema, la que lo confirma en su inevitabilidad, el verdadero engranaje donde se pergeña el sentido del poder y cuya única función es esa obstinación de continuarse, de expandirse en cada meandro y en todo el planeta a través de su laberíntica complejidad que se realimenta y se reprograma en una infinita sucesión de líneas simultáneas, una transversalidad inabarcable y controladora de cualquier línea de fuga que pudiera producirse. El discurso sobre el poder aún no ha alcanzado ese borde de silencio necesario para que deje de ser una red irreductible. Solo Eros, el “ loco” y el poeta son su verdadero peligro

 

 

Las siguientes líneas de Éric Sadin, son una muestra cabal de su enorme capacidad y de su pasión sostenida por contribuir al develamiento de las entretelas de la realidad algorítmica, una de las voces más notables de nuestra pixelada sociedad

 

Primero fue el post confinamiento, lo que llamé "la telesocialidad generalizada"; después vivimos un giro brusco en la relación con las tecnologías y las pantallas. Lo que pasó fue que, de pronto, una cantidad cada vez mayor de acciones de la vida humana se realizaba a través de pantallas, en línea y a distancia. Algunas eran inimaginable que pudieran hacerse a distancia: un brindis, congresos, reuniones de jefes de Estado, sesiones de psicoanálisis. Fue una "pixelización" casi integral de nuestras existencias

El Chat GPT fue un fenómeno increíble en la historia de la humanidad, pero se lo banalizó

A través de una simple instrucción de parte nuestra hay sistemas que producen un texto que parece absolutamente aceptable. Multitudes de personas dijeron “qué impresionante”. Realmente lo era. Y esas mismas personas dijeron “tendría que haber mayor desarrollo tecnológico para que se asemeje perfectamente a un desarrollo humano”

Ese es nuestro error profundo

No es en absoluto un lenguaje que se asemeje al humano. El chat deglute con una ambición totalizadora todos los corpus que existen desde la noche de los tiempos. Es una empresa gigantezca. Es un pseudo lenguaje. Está esquematizado, matematizado, industrializado, huele a muerte. Está en las antípodas de la manera en la que nosotros mantenemos una relación con el lenguaje. Es el lugar del encuentro entre cada individuo y un legado común. Cada uno de nosotros inventa en el flujo del presente, de manera singular, construcciones de palabras y frases. Nuestra relación con el lenguaje no tiene una dimensión probabilística sino indeterminista

Esa dimensión es el lugar de la libertad humana

Por primera vez en la historia de la humanidad se producen textos y eso genera un lucro. Podemos llamar a eso capitalismo lingüístico¿Estos sistemas respetan los principios fundamentales que nos atraviesan? La libertad, la dignidad, integridad humana, el ejercicio de nuestra creatividad, la sociabilidad... Si no se respetan, es inaceptable

Así, comprenderíamos las cosas de otra manera, como una sociedad que erige un espejo para poderse mirar

Este mundo contemporáneo es apasionante y pesado, pero a veces es una forma de sufrimiento que no me quita alegría. Observo el mundo contemporáneo, en presente, y es apasionante


 

Febrero 21 de 2025