Pero hoy el sentido del mundo ya no existe más allá de este mundo que habitamos aquí y ahora, y solo podríamos hablar de un sentido del sin- sentido que hoy nos acompaña como la sombra y ha acabado por convertirse casi en un discurso que nos habla todo el tiempo y al que hemos llegado a considerar como nuestro modo de vida en un presente que no tiende hacia ninguna parte
El Cine hoy es quizá la oportunidad de una
experiencia liberadora, donde el espectador encuentra una atisbo de posibilidad
en esa misma pérdida de sentido del mundo, una posibilidad suspendida en una
espera vigilante de lo porvenir, de espaldas a cualquier clausura y abierta a
registrar lo inesperado, un nuevo toque de lo real, para lo que es
indispensable una reeducación de la mirada, o, en otras palabras, un “abrir”
los ojos
…lavarse los ojos y ver las cosas de otro modo
La experiencia del mundo de un film se convierte
en la experiencia de la extrañeza de un mundo que deja ver su alteridad. El
Cine patentiza lo que no vemos, está allí donde por sí mismo no está, va camino
de convertirse en un lugar por excelencia para la meditación y para
preguntarnos como diría Deleuze “qué es lo que hay que ver en esta imagen” y no
ya “qué es lo que vamos a ver en la siguiente”. De ahí que se necesita resistir
la representación y ser sensible al movimiento de las cosas, resistir la
historia para que el sentido quede suspendido y se abra la mirada a lo
imprevisto
Quizá el Cine hoy nos cuente en un principio una
historia nada más que para perderla, dejándonos perplejos. La incomprensión
forma parte de este cine, y su ambigüedad y su misterio nos provocan a seguir imaginando
y tomar el lugar del creador. Godard decía que lo que vemos en pantalla ya está
muerto y solo la mirada del espectador le da nueva vida, y es quien ha pasado a
ocupar el mismo lugar que el lector frente al texto, se siente fragmentado,
pulverizado, sometido a una escritura que lo desconcierta, que no le habla de otra
cosa sino que lo habla. Antes de este Hoy del Cine el espectador se acomodaba
en la distancia que le imponía el director. Hoy esa distancia se ha quebrado y
por más que trate de habitar el film, éste lo expulsa y desafía su mirada. La
película está pasando delante de sus ojos, exponiéndose y al mismo tiempo
rehusándose, escurridiza, inasible, inacabada. No hay cierre, todo está en
transformación constante
No
obstante, llegados a este punto, no podemos dejar de reconocer los
intervalos del Cine entre el Ayer y el Hoy que va llegando. Muchos de los
filmes que hoy se estrenan, la mayoría olvidables, siguen concediendo su espacio
imaginario a la narración fragmentándola con mayor o menor originalidad y siguiendo
las pautas tradicionalmente conocidas, pero el Cine se encadena a sí mismo como
un deslizamiento indefinido hacia la no- significación sin misterio, sin revelación,
solo un diferir sobre ella misma
El Cine es un arte que transporta todas las epifanías
de sentido y de presencias inmóviles a la evidencia del movimiento. Un mundo
que encadena, que va de una película a otra, y que aprende así, muy lentamente,
otra manera de producir sentido
2016