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47 - La unica frecuencia
Ingenua, no inocentemente, creemos que el fenómeno de la globalización pasa por el lecho de Licurgo, por la homogeneización.

Pero la pluralidad de etnias, de culturas, de estilos de vida, de creencias, de producciones de sentido, de historia, de relatos, en suma, de diferencias, crea una apariencia perversa, una discriminación embozada, sostenida por una política de apoyo que busca neutralizar en la sociedad cualquier atisbo de discurso crítico

El mundo todo está abierto a la generación Caracol - como suelo llamarla - que vaga libremente con su laptop, su morral y sus deseos, acompañada de la sombra de sus robots que la controlan y la vigilan, invadiendo su privacidad. El panóptico ha sido reemplazado por una red digital que intercepta todos los datos a la vez que “protege” y supervisa que no se produzca ningún movimiento intempestivo que altere los cánones de esta “armonía preestablecida” donde todos estamos conectados con todos y sintonizados en la misma frecuencia, una frecuencia dominante, la economía de mercado, que provee un breviario subliminal, una cadena lingüística que nos "habla". Hay una atmósfera, un modelo que define el tono de lo que debemos pensar y decir, los constructos oficiales de la realidad que ameritan un consenso programado que no acepta exclusiones. Esa lengua es la que crea una máscara de universo uniforme y a través de ella se filtra un mercado de consumo que simula hermanarnos pasivamente a través de los trending topics y produce un sujeto sin identidad que representa la totalidad, una secularización hegemónica del existir basada en arquetipos de consumo y bienestar. El despliegue de la mismidad. El sujeto es un coágulo del exterior. Es esa exterioridad de lo mismo la que nos provee, nos alimenta, nos devora y fatalmente nos suma

Nos vamos tejiendo a nosotros mismos, y los unos con los otros sin poder controlar los hilos. Somos textos en suspensión, textos en construcción continua, máquinas diseminadoras de sentido

 

Es sumamente difícil soslayar las trampas del lenguaje oficial, sobre todo entre la gente que se forma y se   conforma de acuerdo al sistema y que, no curiosamente, es la que se ubica en la parte más elevada de la pirámide social. Vivimos en el escenario verbal de la trampa, del enlace corrupto de la sintaxis, de las inversiones de sentido, de una manera de nombrar – un lenguaje encubridor que legaliza y certifica todos los niveles de sentido y dibuja una sola línea de comprensión, un lenguaje autoritario, tautológico que refiere siempre a sí mismo, expulsando la diferencia como “extraña” y desaconsejable

El hombre ve el mundo a través del lenguaje pero no ve el lenguaje. La gran paradoja del lenguaje es que el hombre puede revelar todo lo existente a través del lenguaje pero no puede revelar el lenguaje mismo

Somos líneas humanas de escritura transitando entre huellas y diferencias sin poder ver debajo de las marcas. La alienación del hombre encerrado en el lenguaje es la que lo conduce a un destino de esclavitud. Trastabilla entre escombros de sentido sin apercibirse de quién dice sus palabras

Uno de los rasgos más funestos de la cultura contemporánea es haber convertido las contraculturas en objetos de consumo mercantilizados

Un “mundo” está hecho del valor único de cada persona. No está regido por valores que flotan sobre él sino por las puestas en valor de todos y cada uno. La historia es el despliegue de distintas voluntades, interpretaciones y sentidos. La posesión diferencial del mundo

La crítica hoy pide la lucidez necesaria para socavar y tensar significados, una escritura destemplada que abra espacios para optar. Hay un desierto de sentido que crece, los escombros a la espalda y el corazón vacío detrás de los horizontes

No obstante, a la palabra siempre le queda un resto que la salva. Nunca perdemos ese arco tenue que nos reúne con lo inaccesible, así la Poesía se cuela entre lo visible y lo invisible, entre lo aludido y lo eludido, en el límite de la escritura, en la periferia del mundo. Captar la percepción del sin – sentido dentro de un sistema de sentido, allí está lo Otro, la fisura. Es vivir lo desconocido, entrar en un habla sin poder, el espacio poético, el Lugar de la única frecuencia donde todos nos conectamos y sintonizamos realmente. La Poesía arrasa con la mirada simplificadora de la costumbre, reduce a escombros lo obvio y atraviesa silenciosa el ruido que se escribe mundo. Desbarata toda la significación con que vestimos al mundo y le devuelve la voz al lenguaje



Enero 2017